Costó 165 millones de dólares y su elenco estaba lleno de estrellas, pero nadie daba un duro por que fuera un éxito. Fatty Martin repasa su historia tras las cámaras
No sabemos si Denis Villeneuve es muy seguro de sí mismo o si, simplemente, le van los retos con tal de hacer lo que más le gusta, pero el caso es que en 2019 se embarcó en la epopeya de llevar Dune a la gran pantalla cuando muy pocos confiaban en su éxito. Aunque Warner Bros. dio luz verde al proyecto, nadie daba un duro por él. Ni tener en su reparto a estrellas como Timothée Chalamet , Zendaya , Oscar Isaac , Rebeca Ferguson o Josh Brolin ni los 165 millones de dólares encima de la mesa aseguraban que fuera a arrasar en taquilla.
Era una apuesta arriesgada. No solo por la complejidad del material original, ya que el libro trata temas densos de una forma única, si no por la escala del proyecto. Fatty Martin analiza todo lo que pasó detrás de las cámaras en un nuevo vídeo de No es como las demás .
Dune es una de las novelas de ciencia ficción más influyentes de todos los tiempos. El legado de la obra de Frank Herbert ha inspirado a obras como Star Wars , Mad Max , Juego de Tronos ( Canción de Hielo y Fuego ) o Nausicaa del Valle del Viento , de Studio Ghibli. Pero, a pesar de que todos estos proyectos han funcionado muy bien en pantalla, las adaptaciones de Dune no terminaban de salir del todo bien.
Los dos intentos previos a Villeneuve fueron desastrosos. Primero fue Alejandro Jodorowski quien planteó algo muy ambicioso en 1974. Quería hacer sentir a los espectadores "un viaje de LSD", emulando la sensación de colocarse con la especia de Arrakis. Iban a participar en ella Orson Welles, Salvador Dalí, Mick Jagger... y Pink Floyd poniendo la música. Un absoluto delirio que quedó en nada. Después llegó David Lynch en 1984 , que consiguió llegar a cines pero resultó ser un fracaso absoluto tras recaudar tan solo 31 millones de dólares.
Si hay algo espectacular en la película son sus paisajes, los cuales vienen directamente de la vida real, aunque parezca cosa de la magia del cine. Gran parte del rodaje tuvo lugar en Jordania, en el desierto de Wadi Rum con sus características formaciones rocosas. La producción necesitaba también paisajes con dunas y para inspirarse recurrieron a Google Earth. Así llegaron a regiones como Irán, Chad, Mauritania o Libia. Finalmente, decidieron comparar tonalidades llevando arena jordana en botellas y buscaron un desierto con un color lo más similar posible. La elección definitiva fue el Rub Al Khali, en Emiratos Árabes Unidos , concretamente en las inmediaciones del Oasis de Liwa, aunque los horarios de trabajo allí resultaron complicados.
El objetivo principal de Denis Villeneuve con Dune: Parte 1 era lograr el máximo realismo posible, rodando en localizaciones tangibles. Por eso, la película recurre a relativamente poco CGI en comparación con otros grandes blockbusters de ciencia ficción.
Además de filmar en entornos extremos como Jordania, también se levantaron enormes escenarios en Budapest para recrear interiores como el palacio del Emperador en Arrakis. De hecho, en este palacio, en algunas de las tomas del interior, los fans pueden ver frescos y otras obras de arte que cubren las paredes. Estas pequeñas obras de arte fueron creadas a mano por el equipo de arte, siendo clave para reflejar la cultura del pueblo de Arrakis. Alucinante.
En Dune , la música es fundamental, pero igual de relevante resulta el paisaje sonoro que la acompaña. El diseño de sonido juega un papel clave para dar forma al universo que vemos en pantalla. El equipo creativo quiso huir de los efectos habituales del género de ciencia ficción y optó por construir una paleta sonora más orgánica. Así, investigaron la resonancia de las dunas y transformaron sonidos naturales en ruidos de maquinaria.
" Grabamos estos increíbles sonidos a los que llamamos cantos de dunas de arena. Esto es algo de lo que puedes encontrar clips en youtube , si investigas un poco te das cuenta de que es un fenómeno extraño del que no mucha gente ha oído hablar. Las dunas generan como un canto, un rugido si quieres llamarlo", cuenta Theo Green, diseñador y supervisor de sonido de la película.
Ante este masivo diseño de producción, los actores quedaban impresionados y metidos en el papel de manera instantánea. Josh Brolin se dedicó a escribir poemas durante el rodaje y, de hecho, se hizo amigo del director de fotografía. Juntos han publicado el libro Dune: Exposures , donde recopilan fotos del impresionante paisaje y las palabras escritas por el intérprete.
Tienes más curiosidades en el vídeo de Fatty Martin que encontrarás sobre estas líneas.